Un violento atentado terrorista estremeció la tarde de este miércoles a la ciudad de Popayán, capital del departamento del Cauca. Cerca de las 5:10 pm, las instalaciones del Comando Central de la Policía Nacional en esa localidad fueron blanco de un ataque perpetrado con artefactos explosivos lanzados presumiblemente desde drones y desde una volqueta estacionada en las inmediaciones.
El potente estallido, que tuvo lugar apenas minutos después de que un vehículo cargado con explosivos detonara en el corregimiento de Robles, municipio de Jamundí, causó cuantiosos daños materiales en la sede policial aunque, afortunadamente, hasta el momento no se han reportado víctimas fatales.
Estas acciones terroristas, confirmadas por el mismo ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, han desatado una ola de indignación y preocupación en todo el país. El funcionario enfatizó que el Gobierno no titubeará en combatir con contundencia a los grupos armados ilegales responsables de estos hechos.
«La instrucción del presidente es clara: combatir a estos terroristas sin contemplaciones. Se les exigirá a las fuerzas del orden más resultados y más acción efectiva para detener esta escalada de violencia», manifestó Velasco con tono enérgico.
Aunque aún no se ha atribuido la autoría de estos ataques, diversas fuentes de inteligencia apuntan a las disidencias de las extintas FARC como los principales sospechosos. Según reportes, grupos como las disidencias de Iván Mordisco y el Bloque Occidental Jacobo Arenas tendrían un amplio control territorial en la región que abarca el Cauca, Valle del Cauca y Nariño.
Ante la gravedad de los hechos, voces del ámbito político han exigido acciones contundentes para garantizar la seguridad ciudadana en zonas tan castigadas por la violencia de estos grupos armados ilegales. La respuesta del Estado a esta nueva y desafiante arremetida será clave para devolver la tranquilidad a la convulsa región del suroccidente colombiano.